
Para entender cuán importante es la implicación familiar en la terapia logopédica, debemos antes entender qué es la logopedia y en qué consiste. La logopedia es la disciplina científica que estudia los problemas del lenguaje y la comunicación humana, la prevención de éstos, su evaluación y diagnóstico. Engloba todas las funciones asociadas a la comprensión y expresión del lenguaje oral y escrito, así como cualquier forma de comunicación no verbal.
Por lo tanto, las patologías que abordamos los profesionales en la logopedia son varias y diversas, siempre en el campo de la comunicación y de los órganos que intervienen en la misma. Problemas en la adquisición del lenguaje, articulación, voz, lectura, escritura, fluidez del habla, entre muchos otros. En este artículo nos centraremos en la terapia auditivo-verbal, ya que es, en gran parte, el trabajo que hacemos con nuestras personas usuarias de Funcasor. La terapia auditivo-verbal es el proceso de rehabilitación que reciben las personas que han nacido sordas o han adquirido la sordera más tarde. Estas personas utilizan una prótesis, un audífono o un implante coclear, o ambas inclusive, para recibir y procesar la información auditiva del exterior.
El trabajo del profesional de la logopedia consistirá en potenciar, estimular y entrenar las habilidades auditivas de la persona con sordera para desarrollar y adquirir el lenguaje y una comunicación efectiva. Es muy importante que se detecte e intervenga lo antes posible. Si bien en todos los procesos terapéuticos es necesaria la coordinación profesional, en este proceso de entrenamiento auditivo, que durará un período de tiempo considerable, lo es aún más, ya que intervienen, profesionales en el campo de la otorrinolaringología, audiología, audioprotesista, foniatría, logopedia, psicología si procediera, docentes, ya que la mayoría son niños en edad escolar, y por último pero los más importante, la coordinación con las familias, ya que son éstas las que proporcionan a la persona su entorno natural y cotidiano más cercano.
La familia es el primer entorno físico y humano del niño o de la niña, es con quien se desarrolla, sirve de apoyo, sustento y modelo de aprendizaje. Adquiere con ella las habilidades básicas para la comunicación, las normas y pautas para relacionarse con los demás, por lo tanto, el entorno familiar es el que más puede reforzar y estimular al niño o niña en su evolución terapéutica, porque si bien es necesaria y esencial la intervención de los diferentes profesionales en el proceso de entrenamiento auditivo-verbal, no es suficiente sin el apoyo y colaboración del entorno auditivo natural de la persona, sus padres, hermanos y familiares más cercanos. Es necesario, por tanto, que las familias estén muy bien asesoradas, consensuar y unificar unas mismas pautas de actuación con el resto de profesionales que sirvan de modelo y refuerzo auditivo-verbal y actitudinal al niño o niña, en la consulta, en casa y también en el colegio. El éxito de la terapia dependerá en gran medida de la coordinación y colaboración entre profesionales clínicos , docentes, agentes implicados, y en especial y con destacada importancia, como hemos expuesto a lo largo del artículo, la familia.
Alentamos, pues, a las familias a implicarse y a preguntar todas las dudas e incertidumbres que puedan surgir, ya que es la mejor forma de apoyar la terapia logopédica de su hijo o hija y garantizar que los resultados sean un éxito.